Desde la aparición del VIH, existen una gran cantidad de rumores sobre formas de transmisión de este virus.
Los mitos sobre el VIH surgen del desconocimiento, de la falta de información certera sobre el VIH y el sida y de estereotipos o nociones erróneas sobre la vida cotidiana, pública y privada de las personas con dicha infección. Entre los mitos más populares que han surgido en torno al VIH se encuentra: que personas con jeringas en las discotecas inyectaban a las personas con sangre infectada de VIH; se decía también que había agujas con VIH en los asientos del cine, y que transmitían el virus al momento de sentarse; se ha hablado incluso de la inyección de sangre con VIH en naranjas. Existe el mito también de que el sida se podía curar al tener relaciones sexuales con una mujer “virgen”. También se pensaba que el uso de poppers (un líquido inhalable usado para la estimulación en el sexo) transmitía el virus. Así mismo, se pensó que el VIH sólo podía afectar a personas homosexuales o usuarias de drogas. De hecho, casi el 90% de las personas con VIH en el mundo son mujeres y hombres heterosexuales, casi todas viven en el continente africano.
Los mitos sobre la transmisión del VIH, vulneran la salud, afectan la integridad moral y estigmatizan a las personas que viven con el virus.