El VIH se transmite por el contacto de fluidos y/o mucosa, de una persona que vive con VIH y posee carga viral detectable con una que no lo tiene, básicamente por medio de la sangre, el semen, los fluidos vaginales, anales y la leche materna. El intercambio de estos fluidos es común durante las relaciones sexuales sin protección, al compartir jeringas o agujas usadas, así como durante el embarazo, el parto y lactancia de una madre a su hijo.
Es importante resaltar que el VIH no se “contagia” sino que se “transmite”. Por esta razón, es inadecuado hablar de personas contagiadas o infectadas, aún cuando se trata de una infección a nivel celular. La mejor forma de referirse a una persona que tiene el virus es persona que vive con VIH o persona seropositiva. Esta última, es una palabra que hemos acuñado las personas que vivimos con VIH para referirnos a nosotres mismos de forma más amable y menos estigmatizante. Proviene del exámen serológico que se realiza a partir del suero (sangre) para detectar anticuerpos y antígenos (partes del virus). Este examen también sirve para detectar otros virus además del VIH, por lo que existen distintos tipos de personas seropositivas. Se utiliza la síntesis gráfica 0+ para poder abreviarlo como juego de palabras: sero (0), positivo (+). Por último, es preciso decir que todas las formas de transmisión del VIH son prevenibles.
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Relaciones sexuales
La transmisión sexual del VIH se puede concretar básicamente a través de la penetración vaginal (pene-vagina) y la penetración anal (pene-ano) sin protección. Existen muy pocas probabilidades de transmisión durante el sexo oral. La transmisión sexual del VIH también se previene teniendo “sexo seguro”.
Debido a la fricción durante la penetración existe el riesgo de que los fluidos se intercambien con las mucosas de la vagina o del ano y con ello facilitar la transmisión del VIH. Este riesgo prácticamente desaparece si se usa condón junto a un lubricante en base de agua.
En el caso del sexo oral, existe posibilidad de transmisión cuando hay encías sangrantes, llagas o pequeñas lesiones en la boca. Es preciso mencionar que la saliva no transmite el VIH por lo que el besar a alguien que vive con VIH no implica ningún riesgo. La saliva no tiene una cantidad importante de carga viral que la haga un “fluido infeccioso”.
Durante el embarazo, el parto y la lactancia
La transmisión vertical (TV) es una de las tres vías de transmisión del VIH, junto a la sexual y la intravenosa–sanguínea. Puede ocurrir durante el período de gestación, en el parto o la lactancia donde una persona embarazada seropositiva puede transmitir VIH a su hije. Desde los 90’s hasta el 2018 hubo un recuento de 382 casos de niños que nacieron con el virus. Desde que Chile se comprometió con la eliminación de la TV el año 2010, la norma se actualizó y se creó un comité nacional para la eliminación. Aquel trabajo permitió que hoy Chile tenga una de las tasas más bajas de TV del virus en los últimos años, pero seguimos sin poder eliminarla por completo. Por ello es importante saber que cuando una persona embarazada vive con VIH, se embaraza y posee una buena adherencia al tratamiento, logrando su indefectibilidad, los peligros de la TV son casi nulos.
Uso inadecuado de agujas y jeringas… y más
La transmisión sanguínea se puede presentar a través de transfusiones sanguíneas, por compartir agujas o jeringas o equipo de inyección usado, pero también por utilizar material quirúrgico no esterilizado.
La transmisión sanguínea puede prevenirse a través del tamizaje de la sangre, es decir, del análisis en laboratorio de dicho líquido, al mismo tiempo que se puede prevenir con programas de intercambio de jeringas para las personas que consumen drogas inyectables. A pesar de que durante años han sido muy pocos los casos de transmisión sanguínea, no puede asegurarse que esta forma de transmisión ha sido eliminada.